sexta-feira, outubro 31, 2014

Frases pensantes

"Não eduque seu filho para vencer na vida, mas para ser feliz. Assim ele aprenderá o valor das coisas e não seu preço." (Autoria desconhecida).


"Todo animal luta até a morte pelo seu alimento, menos o homem. Ele é o único animal capaz de morrer de fome sem coragem de quebrar uma vitrine e pegar o alimento que lhe falta." Ou muito me engano ou foi Manuel Scorza, poeta e romancista peruano, quem escreveu isto.

O velhinho e o soldado

O velhinho sobe a rampa do Palácio do Planalto a passos lentos. Aproxima-se do soldado Dragão da Independência e diz:
- Bom dia. Gostaria de falar com o presidente Aécio Neves.
E o soldado:
- Bom dia, senhor. O Aécio não mora nem trabalha aqui, e ele não é Presidente.
O velhinho olha para o soldado, agradece e vai embora.
No dia seguinte, no mesmo horário, o mesmo velhinho sobe a rampa e fala ao mesmo soldado:
- Bom dia, soldado, gostaria de ser recebido pelo presidente Aécio Neves.
O soldado, com muita paciência, repete:
- Senhor, preste atenção: o Aécio não pode ser encontrado aqui, e ele não é o Presidente.
O velhinho se retira, volta no dia seguinte no mesmo horário e pergunta a mesma coisa. Sem perder a compostura, o soldado fala:
- Bom dia, senhor. Pela terceira vez eu vou lhe dizer: o Aécio não fica aqui nem é Presidente.
E o velhinho:
- Eu sei, soldado, mas não me leve a mal. É que eu gosto tanto de ouvir isto...
O soldado olha fixamente nos olhos do velhinho e diz:
- Não tem problema, senhor. Então, até amanhã...


segunda-feira, setembro 22, 2014

La canción de Victor Jara - "La plegaria a un labrador"

Víctor Jara - La plegaria a un labrador
                                                                                      
La plegaria a un labrador
                            
                                      
Levántate y mira la montaña,
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú, que manejas el curso de los ríos,
tú, que sembraste el vuelo de tu alma.
                    
Levántate y mírate las manos.
Para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre.
Hoy es el tiempo que puede ser mañana.
                    
Líbranos de aquél que nos domina en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
                     
Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
                             
Levántate y mírate las manos.
Para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén. Amén. Amén.
                    
                                                  
Para ver e ouvir a canção «La plegaria a un labrador» interpretada por Víctor Jara clicar AQUI

As últimas horas de Victor Jara

As últimas horas de Víctor Jara
    Para que não se esqueça, aqui se descrevem os últimos dias da vida de Victor Jara antes da sua execução, no dia 15 de Setembro de 1973, no estádio que agora tem o seu nome. Optei por não traduzir o texto de Boris Navia que testemunhou ao vivo os acontecimentos. A descrição é impressionante. Pelo menos a mim, mesmo já conhecendo os fatos,  vieram-me as lágrimas...
                                                              

Las últimas horas de Víctor Jara

por Boris Navia

Abogado, presidente del Club de Amigos de Radio Nuevo Mundo, Boris Navia es uno de los centenares de chilenos que estuvo en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara, los primeros días que siguieron al golpe. En esa calidad, entrega su valioso e inédito testimonio de las últimas horas vividas por el gran cantor revolucionario.
                              
    “¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!”, gritó el oficial apuntando con su dedo a Víctor Jara, quien junto a unos 600 profesores y estudiantes de la UTE ingresábamos con las manos en la nuca y a punta de bayoneta al Estadio Chile la tarde del miércoles 12 de septiembre de 1973. El día antes, Víctor debía cantar en el acto que se realizaría en la UTE, donde el Presidente Allende anunciaría el llamado a plebiscito al pueblo de Chile.
“¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!”, repitió iracundo el oficial. El casco hasta los ojos, rostro pintado, metralleta al hombro, granada al pecho, pistola al cinto y balanceando su cuerpo tensado y prepotente sobre sus botas negras.
“¡A ese huevón!… ¡a ése!”. El milico lo empuja, sacándolo de la fila.
“¡No me lo traten como señorita, carajo!”. Ante la orden, el soldado levanta el fusil y le da un feroz culatazo en la espalda deVíctor, que cae de bruces casi a los pies del oficial.
“¡Ch’e tu madre! Vos soy el Víctor Jara, huevón. El cantor marxista, el cantor de pura mierda!”.
Y su bota se descarga furibunda una, dos, tres, diez veces en el cuerpo, en el rostro de Víctor, quien trata de protegerse la cara con las manos; ese rostro que cada vez que lo levanta esboza una sonrisa, que nunca lo abandonó hasta su muerte.
“Yo te enseñaré, hijo de puta, a cantar canciones chilenas, no comunistas!” El golpe de la bota sobre un cuerpo indefenso no se olvida jamás… El oficial sigue implacable su castigo, enceguecido de odio, lo increpa y patea. La bota maldita se incrusta en la carne del cantor. Nosotros, apuntados por los fusiles contemplamos con horror la tortura de nuestro querido trovador y pese a la orden de avanzar nos quedamos transidos frente al horror.
Víctor yace en el suelo. Y no se queja. Ni pide clemencia. Sólo mira con su rostro campesino al torturador fascista. Este se desespera. Y de improviso desenfunda la pistola y pensamos con pavor que disparará sobre Víctor. Pero, ahora le golpea con el cañón del arma, una y otra vez. Grita e increpa. Es histeria fascista. Y, entonces, la sangre de Víctor comienza a empaparle su pelo, a cubrirle su frente, sus ojos… Y la expresión de su rostro ensangrentado se nos quedó grabada para siempre en nuestras retinas…
El oficial se cansa del castigo y se detiene, mira a su alrededor y advierte los cientos de ojos testigos que lo observan con asombro y con ira. Se descompone y grita.
“¿Qué pasa, huevones! ¡Que avancen estas mierdas! Y a este huevón -se dirige a un soldado- me lo pones en ese pasillo y al menor movimiento lo matas, ¡lo matas, entendiste, carajo!”.
El Estadio Chile se iba llenando rápidamente con prisioneros políticos. Primero 2.000, luego serían más de 5.000. Trabajadores heridos, ensangrentados, descalzos, con su ropa hecha jirones, bestialmente golpeados y humillados. El golpe fascista tuvo allí, como en todas partes, una bestialidad jamás vista. Las voces de los oficiales azuzando a los soldados a golpear, a patear, a humillar esta “escoria humana” a la “cloaca marxista”, como lo espetan. Hasta hoy día la gente nos pregunta si los miles de prisioneros del Estadio presenciaron estas torturas a Víctor y la respuesta es que sólo unos pocos, sus compañeros de la UTE y los más cercanos, ya que el destino y la vida de cada uno estaba en juego y, además, el Estadio Chile era un multiescenario del horror, de la bestialidad más despiadada. Allí arriba un oficial le cortaba la oreja con un corvo a un estudiante peruano, acusándolo por su piel morena de ser cubano. Un niño de 14 años enloquecía y el soldado le descargaba su arma. De pronto un soldado tropieza en las graderías con el pie de un obrero viejo y “El Príncipe”, que así se hacía llamar el oficial a cargo, desde lo alto de los reflectores que nos enceguecían le ordena que lo golpee y el soldado toma el fusil por su cañón y quiebra su culata en la cabeza del trabajador que se desangra hasta morir.
Víctor, herido, ensangrentado, permanece bajo custodia en uno de los pasillos del Estadio Chile. Sentado en el suelo de cemento con prohibición de moverse. Allí, en ese mismo Estadio que lo aclamó en una noche del año 69 cuando gana el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su “Plegaria de un Labrador”.

    Allí es obligado a permanecer la noche del miércoles 12y parte del jueves 13, sin ingerir alimento alguno, ni siquiera agua. Tiene varias costillas rotas, uno de sus ojos casi reventado, su cabeza y rostro ensangrentados y hematomas en todo su cuerpo. Y estando allí, es exhibido como trofeo por el Príncipe ante las delegaciones de oficiales de otras ramas castrenses, y cada uno de ellos hace escarnio del cantor.
La tarde del jueves se produce un revuelo en el Estadio. Llegan buses de la Población La Legua. Se habla de enfrentamiento. Y bajan de los buses muchos presos, heridos y también muchos muertos. A raíz de este revuelo, se olvidan un poco de Víctor. Los soldados fueron requeridos a la entrada del Estadio.
Entonces, aprovechamos de arrastrar a Víctor hasta las graderías. Le damos agua. Le limpiamos el rostro. Eludiendo la vigilancia de los reflectores y las “punto 50”, nos damos a la tarea de cambiar un poco el aspecto de Víctor. Queremos disfrazar su estampa conocida. Que pase a ser uno más entre los miles. Un viejo carpintero de la UTE le regala su chaquetón azul para cubrir su camisa campesina. Con un cortauñas le cortamos un poco su pelo ensortijado. Y cuando nos ordenan confeccionar listas de los presos para el traslado al Estadio Nacional, también disfrazamos su nombre y le inscribimos con su nombre completo: Víctor Lidio Jara Martínez. Pensábamos, con angustia, que si llegábamos con Víctor al Nacional, y escapábamos de la bestialidad fascista del Chile, podríamos, tal vez, salvar su vida.
Un estudiante nuestro ubica a un soldado conocido, le pide algo de alimento para Víctor. El soldado se excusa, dice que no tiene, pero más tarde aparece con un huevo crudo, lo único que pudo conseguir y Víctor toma el huevo y lo perfora con un fósforo en los dos extremos y comienza a chuparlo y nos dice, recuperando un tanto su risa y su alegría, “en mi tierra de Lonquén, así comíamos los huevos”. Y duerme con nosotros la noche del jueves, entre el calor de sus compañeros de infortunio y, entonces, le preguntamos qué haría él, un cantor popular, un artista comprometido, un militante revolucionario, ahora en dictadura, y su rostro se ensombrece previendo quizás la muerte. Hace recuerdos de su compañera, Joan, de Amanda y Manuela, sus hijas, y del Presidente Allende, muerto en La Moneda; de su amado pueblo, de su partido y de sus compañeros artistas. Su humanidad se desborda aquella noche de septiembre.

    El viernes 14 estamos listos para partir al Nacional. Los fascistas parecen olvidarse de Víctor. Nos hacen formar para subir a unos buses, manos en alto y saltando. En el último minuto, una balacera nos vuelve a las graderías.

    Y llegamos al fatídico sábado 15 de septiembre de 1973. Cerca del mediodía tenemos noticias de que saldrán en libertad algunos compañeros. Frenéticos, empezamos a escribirles a nuestras esposas, a nuestras madres, diciéndoles solamente que estábamos vivos. Víctor sentado entre nosotros me pide lápiz y papel. Yo le alcanzo mi libreta, cuyas tapas aún conservo. Y Víctor comienza a escribir, pensamos en una carta a Joan su compañera. Y escribe, escribe, con el apremio del presentimiento. De improviso, dos soldados lo toman y lo arrastran violentamente hasta una de las casetas de transmisión y por ello lo seguimos viendo. El oficial llamado el Príncipe tenía visitas, oficiales de Marina. Y desde lejos vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquilidad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. Dos veces alcanza a levantarse Víctor, herido, ensangrentado. Luego, no vuelve a levantarse. Es la última vez que vemos con vida a nuestro querido trovador. Sus ojos se posan por última vez sobre todo aquel pueblo mancillado.
Aquella tarde, nos trasladan al Estadio Nacional y al salir al foyer del Estadio Chile vemos un espectáculo dantesco. Cincuenta cuerpos sin vida están botados allí y entre ellos, junto a Litré Quiroga, Director de Prisiones del Gobierno Popular, también asesinado, el cuerpo inerte perforado a balazos de nuestro querido Víctor Jara. La brutalidad fascista había concluido su criminal faena. Era la tarde el sábado 15 de septiembreAl día siguiente su cuerpo sería arrojado cerca del Cementerio Metropolitano.
Aquella noche, entre golpes y culatazos, ingresamos al Estadio Nacional. Y nuestras lágrimas de hombres quedaron en reguero, recordando tu canto, amado Víctor, Víctor del Pueblo.
Esa misma noche y al buscar una hoja para escribir, me encontré en mi libreta, no con una carta, sino con los últimos versos de Víctor, que escribió unas horas antes de morir y que él mismo tituló Estadio Chile”. Inmediatamente acordamos guardar este poema. Un zapatero abrió la suela de mi zapato y allí escondió las dos hojas del poema; antes yo hice dos copias de él, y junto al ex senador Ernesto Araneda, también preso, se las entregamos a un estudiante y a un médico que salían en libertad.
Sin embargo, el joven es revisado en la puerta de salida y le descubren los versos de Víctor y bajo tortura obtienen el origen del poema, llegan a mí y me llevan al velódromo, transformado en recinto de interrogatorios.
Me entregan a la FACH y, tan pronto me arrojan a la pieza de tortura, el oficial me ordena sacarme el zapato donde oculto los versos. “¡Ese zapato cabrón!”, grita. Su brutalidad se me viene encima. Golpea el zapato hasta hacer salir las hojas escritas. Mi suerte estaba echada. Y comienzan las torturas destinadas a saber si existían más copias del poema.
¿Por qué a los fascistas les interesaba tanto el poema? Porque a cinco días del golpe en Chile, el mundo entero, estremecido, alzaba la voz levantando las figuras de Salvador Allende y Víctor Jara y, en consecuencia, sus versos de denuncia había que sepultarlos.
Entonces, se trataba de aguantar el dolor de la tortura. Yo sabía que cada minuto que soportara las flagelaciones, era el tiempo necesario para que el poema de Víctor atravesara las barreras del fascismo. Y, con orgullo, debo decir que los torturadores no lograron lo que querían. Una de las copias atravesó las alambradas y voló a la libertad y aquí están los versos de Víctor de su último poema
(sublinhados meus)
                                
Estadio Chile”.

Somos diez mil manos menos
Que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente 
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto
”.
                   
In La Ventana - Portal Informativo da Casa das Américas

sábado, setembro 13, 2014

IMPERDÍVEL - Veja este vídeo


VEJA ESTE VIDEO

A ESCRAVIDÃO NÃO ACABOU!

A Servidão Moderna (57 ́):
https://www.youtube.com/watch?v=Ybp5s9ElmcY

Há os conformados, há os resignados.


quinta-feira, setembro 11, 2014

Capitalismo: o que é isto?


Pela sua clareza e objetividade, reproduzo abaixo artigo do professor Emir Sader que me foi passado no curso de pós graduação em Gestão Estratégica em Políticas Públicas, ministrado pela Fundação Perseu Abramo em parceria com a PUC.

Capitalismo, o que é isso?
Crises revelam a essência da irracionalidade do capitalismo: porque há excesso de produção ou falta de consumo, destroem-se mercadorias e empregos, agudizando os problemas.
Por Emir Sader

As duas referências mais importantes para a compreensão do mundo contemporâneo são o capitalismo e o imperialismo.
A natureza das sociedades contemporâneas é capitalista. Estão assentadas na separação entre o capital e a força de trabalho, com aquela explorando a esta, para a acumulação de capital. Isto é, os trabalhadores dispõem apenas de suacapacidade de trabalho, produzir riqueza, sem os meios para poder materializá-la. Tem assim que se submeter a vender sua força de trabalho aos que possuem esses meios – os capitalistas -, que podem viver explorando o trabalho alheio e enriquecendo-se com essa exploração.
Para que fosse possível, o capitalismo precisou que os meios de produção –na sua origem, basicamente a terra – e a força de trabalho, pudessem ser compradas e vendidas. Daí a luta inicial pela transformação da terra em mercadoria, livrando-a do tipo de propriedade feudal. E o fim da escravidão, para que a força de trabalho pudesse ser comprada. Foram essas condições iniciais – junto com a exploração das colônias – que constituíram o chamado processo de acumulação originária do capitalismo, que gerou as condições que tornaram possível sua existência e sua multiplicação a partir do processo de acumulação de capital.
O capitalismo busca a produção e a comercialização de riquezas orientada pelo lucro e não pela necessidade das pessoas. Isto é, o capitalista dirige seus investimentos não conforme o que as pessoas precisam, o que falta na sociedade, mas pela busca do que dá mais lucro.
O capitalista remunera o trabalhador pelo que ele precisa para sobreviver – o mínimo indispensável à sobrevivência -, mas retira da sua força de trabalho o que ele consegue, isto é, conforme sua produtividade, que não está relacionada com o salário pago, que atende àquele critério da reprodução simples da força de trabalho, para que o trabalhador continue em condições de produzir riqueza para o capitalista. Vai se acumulando assim um montante de riquezas não remuneradas pelo capitalista ao trabalhador – que Marx chama de mais valia ou mais valor – e que vai permitindo ao capitalista acumular riquezas – sob a forma de dinheiro ou de terras ou de fábricas ou sob outra forma que lhe permite acumular cada vez mais capital -, enquanto o trabalhador – que produz todas as riquezas que existem – apenas sobrevive.
O capitalista acumula riqueza pelo que o trabalhador produz e não é remunerado. Ela vem portanto do gasto no pagamento de salários, que traz embutida a mais valia. Mas o capitalista, para produzir riquezas, tem que investir também em outros itens, como fábricas, máquinas, tecnologia entre outros. Este gasto tende a aumentar cada vez mais proporcionalmente ao que ele gasta em salários, pelo peso que as máquinas e tecnologias vão adquirindo cada vez mais, até para poder produzir em escala cada vez mais ampla e diminuir relativamente o custo de cada produto. Assim, o capitalista ganha na massa de produtos, porque em cada mercadoria produzida há sempre proporcionalmente menos peso da força de trabalho e, portanto, da mais valia – que é o que lhe permite acumular capital.
Por isso o capitalista está sempre buscando ampliar sua produção, para ganhar na competição, pela escala de produção e porque ganha na massa de mercadorias produzidas. Daí vem o caráter sempre expansivo do capitalismo, seu dinamismo, mobilizado pela busca incessante de lucros.
Mas essa tendência expansiva do capitalismo não é linear, porque o que é produzido precisa ser consumido para que o capitalista receba mais dinheiro e possa reinvestir uma parte, consumir outra, e dar sequência ao processo de acumulação de capital. Porém, como remunera os trabalhadores pelo mínimo indispensável à sobrevivência, a produção tende a expandir-se mais do que a capacidade de consumo da sociedade – concentrada nas camadas mais ricas, insuficiente para dar conta do ritmo de expansão da produção.
Por isso o capitalismo tem nas crises – de superprodução ou de subconsumo, como se queira chamá-las – um mecanismo essencial. O desequilíbrio entre a oferta e a procura é a expressão, na superfície, das contradições profundas do capitalismo, da sua incapacidade de gerar demanda correspondente à expansão da oferta.
As crises revelam a essência da irracionalidade do capitalismo: porque há excesso de produção ou falta de consumo se destróem mercadorias e empregos, se fecham empresas, agudizando os problemas. Até que o mercado “se depura”, derrotando os que competiam em piores condições – tanto empresas, como trabalhadores – e se retoma o ciclo expansivo, mesmo se de um patamar mais baixo, até que se reproduzam as contradições e se chegue a uma nova crise.
Esses mecanismos ajudam a entender o outro fenômeno central de referência no mundo contemporâneo – o Imperialismo.

Emir Sadersociólogo e cientista, mestre em filosofia política e doutor em ciência política pela USP – Universidade de São Paulo


quinta-feira, setembro 04, 2014

Voltei à escola

Voltei à escola. Estou cursando, ou melhor, comecei há pouco tempo, a cursar a Pós Graduação semi-presencial intitulada Gestão Estratégica em Politicas Públicas, ministrada pelo Fundação Perseu Abramo em parceria com a PUC, Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.
Depois de véio, achei que ainda podia aprender alguma coisa. Quem se inscreveu e achou que apenas estar lá bastaria para por os pés na Pós Graduação, enganou redondamente. O nível é bastante alto, o curso é puxado e exige muito dos alunos. Não provou aproveitamento no final, com nota mínima oito no TCC, está fora, reprovado. Ponto final. Estou ralando, mas não tenho certeza se chego lá. Mas estou tentando. A caminhada se faz com um passo. Depois outro...


terça-feira, setembro 02, 2014

Realizei um sonho

Entre os dias 28 e 31 de agosto deste ano de 2014, realizei um sonho: tornei-me estrangeiro por quatro dias. Visitei Santiago de Chile. Dentro deste sonho, houve outro: tomei fotos delante del palácio de La Moneda, sitio histórico, de triste história aliás: ali um golpe militar assassinou Salvador Allende, presidente democraticamente eleito. Melhor: tirei foto ao lado da estátua do presidente Salvador Allende.
Chegando em Santiago, somos recebidos pela neve dos Andes. Acima, artistas de rua.
Diante do Palácio La Moneda



E continuei sonhando: entrei na casa-museu de Pablo Neruda, andei por aquele chão onde ele se retirava para escrever e ganhar o Nobel de Literatura. E fiquei olhando calado e imóvel, do quintal de Neruda, as ondas do Oceano Pacífico explodindo nas pedras. Para coroar a alegria, subi três mil metros de altitude na Cordilheira dos Andes. E ainda experimentei as bebidas Pisco e Mojito. Tudo puro encantamento.

Voltei, mas minha cabeça e meu coração continuam lá. Amigos que fiz, bons amigos chilenos (Jorge, Júlio, Soraya y otros, muchos otros). A simpatia e a educação dos Carabineros, a Polícia Militar da nação chilena, me impressionou. Povo simpático, cidade agradável. Não pude resistir e comprei o poncho andino.

Voltarei a Chile, desta vez levando os filhos, o neto, o genro, o cachorro e as galinhas. Quero continuar gastando meu portunhol. Quero viver de novo aquela emoção. 
Na casa-museu de Pablo Neruda, poeta chileno Nobel de Literatura

Hotel no Valle Nevado


Na Cordilheira dos Andes, a 3 mil metros de altitude

Na neve da Cordilheira, como crianças

Subindo a Cordilheira dos Andes, primeiros contatos com a neve.

Aeroporto Arturo Merino Benítez, de Santiago: hora de voltar para casa,

Pretendo voltar, e quando for preparar-me para isso, vou convidar todos os amigos que quiserem ir junto. Afinal, eu já conheço o caminho das pedras.




segunda-feira, agosto 04, 2014

Um País para todos!

Rico não paga imposto. A lista dos grandes sonegadores é segredo. O Congresso preza em operar a favor das elites, sonegadoras diga-se. Só a Rede Globo sonegou coisa de $ 1 bilhão. Mas nós, pobres e assalariados, bons apagadores, não escapamos e pagamos o Imposto de Renda, como se salário fosse renda. A pequena porcentagem de grandes ricos do Brasil loteia as riquezas do país entre si e não suportam a ideia de justiça social, não aceitam políticas públicas e de distribuição de renda como as que o Lula implantou e como dá continuidade a Dilma.
Em reunião de grandes empresários, um deles vociferou que a culpa do atraso da economia brasileira é o salário mínimo, por ser muito alto. Pasmem, meus caros.Esses caras são de um cinismo sem tamanho. Impressionante: o salário mínimo é alto demais, não opinião desse, desse...
É preciso transformar este País, torná-lo uma Nação decente, um País para TODOS!

segunda-feira, abril 07, 2014

Comovente, revoltante


Uma vez, há anos, presenciei uma cena revoltante e comovente em uma pizzaria de minha cidade, Franco da Rocha, SP. Numa mesa uns cinco meninos visivelmente evangélicos, pediram uma pizza. Riam discretamente, estavam felizes em seus terninhos e com suas Bíblias. Certamente haviam acabado de sair do culto. Mais mesas estavam ocupadas. Numa dessas uns três ou quatro rapazes bebiam cerveja. Talvez o dinheiro que traziam no bolso não desse para mais que isso. E vendo os evangélicos recebendo uma deliciosa pizza, um deles revoltou-se. Digo isso por causa das cenas que se seguiram.
Chegou a pizza do primeiro grupo. Começaram a comer com alegria, garotos ainda. De repente, um rapaz do segundo grupo levantou-se, aproximou-se da mesa dos evangélicos e falou alto alguma coisa para o menino maior, que parecia ser o líder deles. Em seguida, sem motivo algum, aplicou-lhe violenta bofetada no rosto. Todos empalideceram sem acreditar que uma coisa dessas pudesse acontecer. Envergonhado e incapaz de reagir, o garoto agredido baixou a cabeça e começou a chorar. O valentão se exibia para os amigos que riam. Achava-se o máximo. O dono da casa os colocou para fora, mas eles não foram embora. Ficaram na porta esperando os garotos evangélicos saírem. Foi preciso que o dono chamasse uma viatura policial para que os meninos evangélicos pudessem ir embora sem sequer terem saboreado a pizza que ficou esfriando na mesa. O que, para eles, seria uma reunião alegre entre amigos, se transformou em momentos humilhantes.
Jovens violentos como aqueles, há muitos por aí, por aqui, por todo lugar. Eu preferia não ter presenciado isso. Eu podia muito bem ter ido dormir em paz. Os meninos evangélicos também.

Pior - De outra feita, por volta das 9hs da noite de uma quarta-feira, eu bebia minha cerveja e lia meu jornal. Um casal amigo me cumprimentou e sentou-se numa mesa próxima. Dali há uns instantes, percebi uma agitação diante de um comércio ao lado. Era briga, coisa que prefiro evitar assistir. Mas pensei que podia ser um irmão meu, ou um grande amigo. Levantei-me e fui até a porta conferir. Me arrependi, devia ter ficado no meu lugar.
Dois sujeitos agrediam um terceiro que estava de joelhos. Um dos agressores bateu com um pedaço de pau na cabeça deste, e o outro, com uma faca na mão, tentou passar a lâmina na garganta do rapaz abaixado que, percebendo o perigo, encolheu-se todo, livrando-se do corte na garganta. Então o rapaz da faca passou a golpear suas costas e olhava nervoso para a rua, certamente para ver se nenhuma viatura se aproximava. O rapaz esfaqueado gritava.
Voltei para dentro estarrecido. O casal me olhou com os olhos esbugalhados: O que tá acontecendo? E eu: Gente, um cara tá sendo esfaqueado ali na calçada! Horror geral. A moça disse pro parceiro: Vamos embora, vamos embora! Ainda vi os dois agressores passarem correndo e desaparecerem. E fui até porta e vi o esfaqueado indo na calçada, as costas ensanguentadas, as mãos na cabeça e gritando: Mãe, mãe! Mais tarde eu soube que o rapaz ferido fora levado ao hospital e não corria risco de vida. Teve sorte que o agressor não aprofundou a lâmina; ele dera picadas leves.
As noites não são mais as mesmas. É preciso muito, muito cuidado ao sair de casa. Mesmo ao ficar em casa: muito cuidado.



sábado, fevereiro 22, 2014

A Civilização



“Civilização é o estágio de desenvolvimento cultural em que se encontra um determinado povo. Este desenvolvimento cultural é representando pelas técnicas dominadas, relações sociais, crenças, fatores econômicos e criação artística.” Esse é o conceito grego da civilização. Curiosamente, "civilização" é palavra derivada de "civil". Militar não conta. Por isso sempre afirmo que sou 100% civil, de corpo e alma.
Mas, que civilização é essa que permite que crianças morram de fome aos montes? Veja a África. Que desenvolvimento é esse que põe homens na Lua, desenvolve computadores e máquinas moderníssimas, artes impressionantes, cura de muitas doenças mas, ao mesmo tempo, aceita que uma criança não tenha um pão velho pra comer? Que “estágio de desenvolvimento cultural” é esse que aceita a fome e descansa em paz a cabeça no travesseiro? Que humanidade civilizada poderia destinar imensas fortunas no desenvolvimento e produção de armas mortíferas cada vez mais eficientes mas se recusa a liberar recursos ao combate efetivo da miséria? Esse não é o mundo dos meus sonhos. Detesto armas, tenho nojo delas só de vê-las.
“Todo animal luta até a morte pelo seu alimento, menos o homem que morre de fome sem ter coragem de quebrar uma vidraça para pegar a comida que lhe falta, tendo-a ao alcance das mãos”, escreveu o romancista e poeta peruano Manuel Scorza. Veja essa piada, veja se você consegue rir sem rubor nas faces.
Pergunta: Por que Papai Noel não vai à África?
Resposta: Porque criança que não come não ganha presente.
Achou engraçado isso? Eu não.